Una inmersión en un agua repleta de contrastes. Las bayas rosas salpican con sus notas deflagradoras y refrescantes la hoja del avellano, un encuentro con acentos vegetales inéditos y adictivos. El sándalo crepitador y delicioso se invita junto con el cedro a este dúo fresco para crear la sorpresa: untuoso, precioso, trae sutiles notas saladas, y vibra de sensualidad para firmar este amaderado fresco y distinguido.